Humphrey Chen sobre el futuro del consumo de vídeos en el lugar de trabajo


20 de mayo de 2021


La inteligencia artificial y el aprendizaje automático nos permiten superar el reto de encontrar rápidamente los momentos clave en un vídeo.


La COVID-19 ha alterado significativamente la vida cotidiana tal y como la conocíamos, incluyendo la cantidad y la forma en que las personas interactúan y consumen contenidos de vídeo. Sin embargo, es difícil afirmar que el reciente aumento en el consumo de vídeo esté relacionado exclusivamente con la pandemia. Se podría argumentar que ya nos estábamos moviendo en esa dirección.


Antes de que comenzaran los confinamientos en 2019, la gente dedicaba una media de 84 minutos al día a ver vídeos, frente a los 67 minutos diarios de media en 2018. En 2020, la media aumentó hasta unos 100 minutos al día y es seguro que seguirá creciendo en 2021 y en adelante. El hecho de estar confinados en casa sin poder socializar en persona contribuyó sin duda a este aumento, ya que los principales servicios de streaming (Netflix, Hulu, Amazon Prime, etc.) terminaron 2020 con un aumento de más del 50 % en el número de suscriptores en Estados Unidos. Sin embargo, el aumento del consumo de vídeos también puede atribuirse al cambio en nuestros hábitos de trabajo.


La pandemia mundial y el correspondiente movimiento de trabajo a distancia han acelerado drásticamente la transición de las videoconferencias empresariales de algo «que está bien tener» a una necesidad. Según una entrada del blog de Zoom, su plataforma se disparó hasta alcanzar los 300 millones de usuarios diarios en abril de 2020, frente a los 10 millones de diciembre de 2019. El contenido de vídeo es fundamental para todo lo que hacen las empresas hoy en día, desde reuniones y actividades de team building hasta eventos virtuales, sesiones de formación y mucho más.


Evolución del consumo de vídeo


Como resultado de este cambio en nuestros hábitos de consumo de vídeo, estamos experimentando colectivamente una «fatiga audiovisual» y nuestra preferencia por consumir contenidos, especialmente vídeos de larga duración, está cambiando una vez más. Se consume tanto contenido tanto a nivel personal (vídeos de bricolaje para mejorar el hogar, retransmisiones de videojuegos en Twitch, unboxings en YouTube, transmisiones en directo en Facebook e Instagram, etc.) como a nivel profesional (reuniones grabadas en vídeo, vídeos de formación interna, conferencias magistrales de eventos virtuales, seminarios web, etc.), que hemos llegado a un punto de inflexión. Entonces, ¿cómo seguirán cambiando nuestras preferencias?


El aumento de la popularidad de TikTok nos da una idea de cómo será el futuro del consumo de vídeos. Los vídeos más cortos y concisos tienen éxito, especialmente entre las generaciones más jóvenes. No solo permiten a los espectadores procesar la información más rápidamente, sino que también facilitan una mayor resonancia y «poder de fijación» de la información que se proporciona. Los contenidos más breves también permiten consumir vídeos cuando más te conviene, como cuando estás esperando en la cola de la caja del supermercado o repostando gasolina en la gasolinera.


Los mismos principios pueden aplicarse al entorno laboral. El teletrabajo nos ha demostrado que las responsabilidades domésticas y parentales pueden distraernos fácilmente tanto durante las videoconferencias en directo como al ver contenidos grabados, ya que tener que pausar y reiniciar constantemente un vídeo dificulta la retención de información. Los días laborables están tan llenos de videoconferencias que lo último que nos apetece es ver más vídeos. De hecho, las videoconferencias se han vuelto tan estresantes que Citigroup está implantando los «viernes sin Zoom» en un esfuerzo por combatir nuestra fatiga colectiva ante los vídeos.


Antes, el interés por un vídeo se medía adecuadamente por el tiempo que alguien dedicaba a verlo. Sin embargo, esa ya no es una métrica ideal, porque nuestro tiempo es muy valioso y el hecho de que la gente vea un vídeo de principio a fin no significa que no deseen obtener la información deseada mucho más rápidamente. En cambio, hay que centrarse en la rapidez con la que podemos localizar los temas más relevantes del vídeo, extraer la información y aplicarla a nuestras tareas. En otras palabras, dedicar más tiempo a hacer y menos tiempo a ver. 


Las nuevas tecnologías influirán en la forma en que interactuamos con los contenidos de vídeo.


La inteligencia artificial y el aprendizaje automático nos permiten superar el reto de encontrar rápidamente los momentos clave de un vídeo mediante el análisis de las señales audiovisuales, lo que facilita la indexación, la búsqueda y la recuperación de momentos específicos. Sin embargo, no existe una solución única para todos los casos. Definir los momentos importantes de un vídeo es algo relativo; cada persona valora momentos diferentes y una IA también debe comprender estos matices y distinciones. Entrenar a una máquina para que comprenda los vídeos es un proceso muy complejo que se basa en una coordinación de desencadenantes que resulta difícil incluso con los avances actuales en IA.


Hay muchos factores que se tienen en cuenta para resaltar los momentos importantes de un vídeo. El aprendizaje automático analiza tanto los elementos de vídeo como los de audio, tales como los temas, los interlocutores, la entonación y el tiempo de intervención, el lenguaje corporal, las animaciones y las ayudas visuales, para identificar los momentos importantes del contenido del vídeo. En la actualidad, la IA puede analizar fácilmente palabras y frases clave; sin embargo, eso sigue siendo demasiado amplio y no ayuda a definir acciones o contextos específicos. Hay variables adicionales dentro de esas palabras y frases, como la terminología y la distinción entre múltiples voces (por ejemplo, una presentación presentada por varias personas con diferentes acentos). Para ir un paso más allá, para que la IA comprenda plenamente la importancia de un momento, también debe tener en cuenta las respuestas o reacciones al mismo. Por ejemplo, si uno de los presentadores hace una broma que atrae al público y lo hace reír, la IA designará la importancia de esa interacción. Aparte de la IA y el aprendizaje automático, el streaming de vídeo 4K de ultra alta definición, las redes inalámbricas 5G y el aumento de la duración de la batería también seguirán influyendo en la forma en que interactuamos con el vídeo y lo consumimos.


El aumento del consumo de vídeos indica que las empresas, los creadores de contenidos y los profesionales del marketing que dependen de este medio deben reaccionar ante esta sobrecarga para poder operar con eficacia. Puede que los vídeos sigan siendo un producto básico, pero el tiempo que dedica la gente a verlos no lo es. Las empresas se verán obligadas a simplificar la forma de digerir los vídeos, especialmente los contenidos de larga duración, o se arriesgarán a quedarse atrás en la batalla por captar la atención del público.


Fuente: Streaming Media